viernes, 23 de agosto de 2013

Revolución Telefónica con el Próximo Lanzamiento de Móviles

El próximo mes de enero se producirá un cambio trascendental en la sociedad. Una de las multinacionales con más beneficios en los últimos trimestres ha decidido embarcarse en un proyecto arriesgado: la fabricación de teléfonos móviles que permitan, entre otras funciones, escribir sms, efectuar llamadas o recibir tanto mensajes de texto y voz como llamadas. Después de los últimos adelantos en este campo, se prevé una transformación especialmente significativa en las relaciones personales.

Tras la magnífica acogida de productos como Tuenti (obsoleto, en la actualidad), el Whatsapp (con el que se registró una venta masiva de smartphones) o el iPisapapeles (una actualización del sistema operativo de los iPad y los iPhones que impedía que el viento moviera los papeles de su sitio), llega el momento de revolucionar las comunicaciones con el servicio de mensajería. Tal servicio permite componer tus sms con un número reducido de carácteres, enviarlo con la ayuda de un sistema semejante al de las redes sociales, y que el destinatario lo reciba y pueda leerlo. El coste ronda los quince céntimos, sin contemplar las ofertas y tarifas especiales. Y, ¿cómo podremos conversar telefónicamente? Muy sencillo. Marca los nueve dígitos (los de Whatsapp) y pulsas, luego, el botón (o el emoticono de la pantalla) con un teléfono verde. El precio suele ser superior al del servicio de mensajería.
Por supuesto, como sucede en estos casos, las primeras voces en contra ya se han manifestado alegando que marcar nueve dígitos es demasiado agotador, que ellos solo pueden escribir xd, ola o (L). “Por encima de mi cádaver. No voy a permitir que me llamen por teléfono. Pero, ¿en qué mundo vivimos? Yo sólo puedo articular un ¡hacho, tío!, ¡puta!, o, como mucho, ¿tienes What'sapp?. Como se atrevan esos mamones, les tiraré mi smartphone a la cabeza, que como es más grande que un campo de fútbol les dolerá y... como... entonces...”, hasta aquí las declaraciones de un joven automóvil (aquel adicto al móvil, que lo emplea por inercia, como si fuera un robot). Recuerdo que en mi entrevista a pie de calle, este individuo dejó de hablar porque agonizaba de cansancio. “En mi caso, creo que eso será un atraso, porque en la ubicación de comentar con los amigos lo que hemos deglutido, el fragmento de cabellera que me he encontrado en el plato de la sopa, o la tos por introducir en los agujeros nasales un poco de pimienta, ahora vamos a finiquitar hablando sólo para cosas importantes, porque las llamadas y los sms son mucho más caros”, afirma Javier, un joven de dieciocho años con una marcado complejo de inferioridad y de incultura, por lo que en sus palabras ha sustituido lugar por ubicación, comer por deglutir, pelo por fragmento de cabellera, o acabar por finiquitar. Entre las risas de algunos ciudadanos curiosos por tal ultracorrección, ofendido se ha defendido argumentando que él es un chico “con mucha cultura” y que entre sus lecturas se halla Guía rápida para el buen automóvil, Don Quijote de Galicia o Cien whatsapps de soledad.

Entre esta polémica y esta agitación social, ha brotado otro foco de controversia: algunos advierten que esas funcionalidades de los nuevos móviles ya existían en el 2013, o incluso en el 2004. Para más inri, afirman que quizá las multinacionales han intentado por medio de nuevas funcionalidades hacer olvidar a los usuarios de estas utilidades básicas como hacer una llamada o escribir un mensaje para volver a lanzarlas al mercado años más tarde como si fueran una novedad. “Intuyo que este año reaparecerán las pantalones de pitillo o los vestidos de piel de bisonte, que tiemble el hombre primitivo, que como nos dé un arrebato de originalidad, dentro de unos meses estarán de vuelta los cuchillos de marfil, piedra o hueso de ciervo”, ironiza el presidente del Club español del telégrafo en otra manifestación.

En un contexto tan revuelto y por miedo a los fallecimientos en masa de automóviles, tras subir a una torre de tensión para cortar los suministros de electricidad con un estrepitoso y mortal fracaso, los directivos de las empresas de teléfonos móviles han tomado medidas. Anuncian, por ejemplo, ofertas interesantes (tales como hablar por teléfono dos horas al mes y pagar como si hubieran sido cuatro, o participar en sorteos para ganar un euro, si mandas un mensaje que cueste 1,45 euros); comentan sus futuros proyectos entre los que destaca un móvil con una pantalla del tamaño de un sello y cuyo modo de navegación por él sea a través de un teclado limitado a no más de doce teclas en las que se enclaustran tres o cuatro letras del abecedario. “Es un ventaja para nuestros clientes, quienes son en verdad nuestra principal prioridad. De hecho, si tenemos que malvender nuestros Mercedes y nuestro patrimonio para que ellos tengan papel higiénico de seda natural, lo haremos. Lo que pretendemos es que ellos puedan guardar el telefóno en el bolsillo sin que se les deshilache el bolsillo del pantalón, o se les caiga de las manos.”, reconoce un accionista de una empresa cuyo nombre desconocemos. Avisadas quedan, entonces, las multinacionales de la moda. En efecto, un diseñador, tan conocido en su casa, tan ignorado por los consumidores, afirma que ya ha propuesto que las costuras de los bolsillos de la ropa sean menos resistentes y que los bolsillos no sean tan grandes, pues últimamente tenían la capacidad suficiente como para albergar en su interior el Camp Nou. Ello supondría un alivio para las arcas públicas y el escueto presupuesto público para la Sanidad, pues las urgencias están a rebosar de pacientes automóviles, que se tropiezan con sus bolsillos, o se lesionan, adoleciendo de contracturas, por el uso excesivo de los móviles y por el trepidante bailoteo de unos dedos tan hábiles para escribir “xd” o “jajaja” como tan ineptos para desempeñar actividades de provecho.


Hasta aquí la noticia. Pero, un momento... Acabamos de recibir un comunicado gracias al cual podemos avanzar, en primicia, que en tres años llegarán los teléfonos móviles con pantallas en blanco y negro.

ENTRADA RELACIONADA: 

No hay comentarios:

Publicar un comentario