martes, 20 de agosto de 2013

1984 - George Orwell

1984 es la última novela de George Orwell; es, también, un texto cargado de polémica y de interpretaciones; es, además, una distopía, es decir, la recreación de un mundo fantástico alejado del idealismo y repleto de valores negativos, pero no se trata de una distopía cualquiera, sino que, junto a Nosotros del ruso Zamyatin y a Un mundo feliz de Aldous Huxley, es la más importante, el emblema de este género, que alcanzó en el siglo XX una gran altura. No obstante, esta obra es mucho más que eso. Por ejemplo, ésta constituye la fuente de la que surgen términos tan conocidos como doblepensar, neolengua o Gran Hermano, todos ellos con una gran influencia posterior en ámbitos como la filosofía y la sociología.

Cabe mencionar algunos aspectos biográficos de G. Orwell, cuyo nombre real es Eric Blair. Entre ellos, sobresale el hecho de haber estudiado en una public school, en la que, a pesar de que, a diferencia de los otros discentes, él tenía que pagar una cuota reducida, nunca gozó de los mismos privilegios y condiciones que las del resto de compañeros. Esto supuso una  experiencia humillante, y tal sensación de frustración y tristeza se refleja en la mayoría de los protagonistas de sus novelas. Conocer su vida en España durante los primeros años de la Guerra Civil también ayuda a contextualizar el texto, pues él luchó en las “Jornadas de mayo” en cuanto que integrante de un pequeño partido marxista, el POUM. Se trataban de unas luchas callejeras entre anarquistas y el POUM, y efectivos gubernamentales con la ayuda del PSUC (partido comunista). El Gobierno y los comunistas intentaron acabar con los militares rebeldes encabezados por Franco con el fin de terminar con el anarquismo y unificar las milicias en el Ejército Popular. Una vez derrotado por los enemigos, Orwell fue perseguido y se vio obligado a huir en junio de 1937. En sus escritos posteriores, denuncia la manipulación periodística, tras ser consciente de que los medios de comunicación habían falsificado los hechos de las “Jornadas de mayo”. Entre estos últimos escritos, destacamos Homenaje a Cataluña, Rebelión en la Granja y 1984.


A caballo entre la literatura y la política.
El argumento de esta novela, publicada en 1949, es bastante sencillo. Winston Smith se rebela ante un gobierno totalitario que oprime, controla y castiga a sus ciudadanos por razones tales como tener pensamientos contrarios a la doctrina del Partido. Para luchar contra esta terrible sociedad opresora, se une a la Hermandad a través de O'Brien. Pero, más tarde, descubre que ni la Hermandad ni O'Brien son lo que aparentan. Lo que carece sin duda de sencillez en 1984 es el desarrollo de ciertos planteamientos entre los cuales destaca la importancia de la conciencia histórica y del pasado, la tergiversación de la realidad por medio del lenguaje, la manipulación de los medios de comunicación sometidos al poder. También encontramos aquí reflexiones, bien encajadas en el hilo argumental, como la tecnocratización del estado, el control del poder en manos de las oligarquías, las libertades individuales y sociales, la democracia, etc.

Como vemos, a partir de este libro, podríamos extraer con facilidad las ideas políticas del propio escritor. De hecho, se trata de una sátira, pero que en ciertos momentos no se aleja demasiado de un ensayo político. Esto se vislumbra en el hecho discursivo, pues en él los recursos retóricos y, en general, literarios tienen un lugar secundario. Las metáforas quedan prácticamente excluidas; las antítesis, también. El resto de recursos tampoco se dejan ver a menudo. No obstante, destacan las frecuentes comparaciones, que, en muchos casos, no son necesarios, y parecen que un pegote cuya única función es darle al texto un poco de literariedad, “hacerlo un poco más literario”.
 "Pero los proles, si pudieran darse cuenta de su propia fuerza, no necesitarían conspirar. Les bastaría con encabritarse como un caballo que se sacude las moscas."
Probablemente si se trata de un texto literario, es por crear un mundo posible, por recurrir a lo ficcional y por la aceptación, una vez publicado, de su naturaleza literaria. Aun así, ya sea por su valor literario (a pesar de su escasa concentración), ya sea por su contenido político, merece la pena acercarse a este libro.

Por cierto, algunos encuentran en los textos de Orwell a un autor partidario del capitalismo y un firme detractor del comunismo. No es así. Como antes he mencionado, ingresó en un partido de ideología socialista. Pero, sí que es cierto que su pensamiento socialista destaca sobre todo por la defensa de la libertad y la dignidad de la persona. Realmente, 1984, al igual que Rebelión en la granja, son tan antifascistas como anticomunistas, son ante todo antitotalitaristas. Por ello, con el fin de evitar una victoria antifascista, se involucra en la Segunda Guerra Mundial, a pesar de haber salido de un episodio de tuberculosis.

Personajes planos.
La narrativa de Orwell está tan destinada a incidir en los anteriores aspectos políticos que los retratos de los personajes son escuetos. A la hora de describir a los personajes, se centra sobre todo en los aspectos físicos, pero, en cambio, la psicología y la evolución de su personalidad se describe con tan brevedad que podríamos etiquetarlos en personajes rebeldes o disidentes (Winston y Julia), personajes oprimidos (los proles, los miembros del Partido no dirigentes), y, por último, los opresores (Gran Hermano, O'Brien, y el resto de dirigentes del Partido). Es decir, todo se reduce a los buenos y los malos. La linealidad de los personajes se rompe cuando son torturados o en otras situaciones extremas, pero en ese caso no estamos ante una evolución psicólogica propiamente dicha.

Para conocer mejor un caso de este tipo de situaciones, aquí os dejo un fragmento en el que un hombre a punto de ser asesinado por el Partido, o mejor dicho, vaporizado
"Me has estado matando de hambre durante varias semanas. Acaba conmigo de una vez. ¿Queréis que denuncie a alguien más? Decidme de quién se trata y yo diré todo lo que os convenga. No me importa quién sea ni lo que vayáis a hacerle. Tengo mujer y tres hijos. El mayor de ellos no tiene todavía siete años. Podéis coger a los cuatro y cortarles el cuerpo delante de mí y yo lo contemplaré sin rechistar. Pero no me llevéis a la habitación 101." 
Por tanto, los personajes dan la impresión de ser sólo un pretexto para darle forma y plantear la ideología del autor.

Estructura simple.
1984 consta de tres partes, todas ellas con una extensión similar: cien páginas cada una aproximadamente, divididas en capítulos, no muy largos. En ellas, encontramos la tradicional estructura de planteamiento, nudo y desenlace. En la primera se presenta al protagonista y su entorno; en la segunda, conocerá a Julia e ingresará en la Hermandad; y en la tercera, se recrea con una enorme intensidad la opresión, la tortura y los delirios a los que somete el Partido a algunos de sus miembros y, por supuesto, el lector asiste también a las consecuencias de su ingreso en la Hermandad. Podía haber detallado mejor cada parte, pero no quiero despejar ningún giro argumental de la obra, pues lo conveniente es leerla y descubrir por uno mismo todo. Se lee con facilidad, la verdad. Por desgracia, la parte más característica, la más opresora, se ciñe a la tercera parte; el resto es demasiado suave, por lo que, en ese sentido, he sentido una cierta decepción.

Estilo seco y sobrio. Atención a las traducciones.
Como ya he advertido, la prosa de Orwell es directa, rehúsa de las figuras retóricas y se centra en el contenido. Adolece, en efecto, de esa inmediatez y de una naturaleza seca. En varias ocasiones, presenta un lenguaje periodístico. La objetividad sin lugar a dudas es tan bien otra característica, pues el novelista presenta los hechos, pero intenta no tomar partido. El vocabulario es rico y variado, pero sin resultar complejo.

No lo he mencionado antes, pero para los que no dominamos el inglés con la suficiente soltura como para leer un libro en su lengua original, hay muchas traducciones. Pero no todas son recomendables, pues al trasladar el texto de un idioma a otro siempre pierde matices así como una proporción notable de la personalidad del autor. Por este motivo, casi nunca leo literatura extranjera. De todos modos, hay una lista de títulos que antes o después todo buen lector que se precie debe hacerse con ella. Odisea, Divina Comedia, Cancionero de Petrarca, Romeo y Julieta, Tartufo, Drácula, Madame Bovary, La Metamorfosis de Kafka o Hojas de Hierba, por ejemplo. En esta ocasión, he optado por la traducción de Rafael Vázquez Zamora publicada por la editorial Austral. En realidad, Austral es siempre de confianza y recomendable cuando queremos buscar un libro bien traducido o con un estudio de las obras fiable. Como podéis suponer, la traducción que nos propone esta editorial no es para nada mala. Todo lo contrario. Sin embargo, la introducción de Fernando Galván podría haberse centrado un poco más en la obra en sí, en sus personajes y en la trama. De todos modos, es aconsejable por darnos un retrato fiel del autor, por contextualizar la obra y por animarnos a leerla sin caer en halagos fáciles y en alabanzas desmesuradas.

Trascendencia.
Pese a los aspectos negativos que hallo en ella, con todo es una obra indispensable, una de las más importantes del siglo XX. Tal vez podría haber sido más literaria, pero la creación del mundo opresor de 1984 es tremendo: nuestro planeta dividido en tres enormes Estados (Eurasia, Oceanía y Asia Oriental), la neolengua, un nuevo sistema lingüístico a través del cual se controla el pensamiento de la población, o una sociedad repleta de telepantallas, detrás de las que debe de estar el Gran Hermano.

Gran Hermano, el reality show pionero en España y creado en Holanda, se basa en este libro. Pero no sólo la última novela del autor ha revolucionado la televisión, sino que términos como crimental (aquel que delinque con el pensamiento), o doblepensar (mentir creyendo en las propias mentiras), resultado de la imaginación del autor se han introducido en discusiones y debates, e incluso hoy en día siguen vigentes.

NOTA: 8,5

FRAGMENTOS SIGNIFICATIVOS DE 1984.
Capítulo V (1ª Parte): Conversación entre Syme y Winston.
"La destrucción de las palabras es algo de gran hermosura. Por supuesto, las principales víctimas son los verbos y los adjetivos, pero también hay centenares de nombres de los que puede uno prescindir.” “¿No ves que la finalidad de la neolengua es limitar el alcance del pensamiento, estrechar el radio de acción de la mente? Al final, acabaremos haciendo imposible todo crimen del pensamiento. En efecto, ¿cómo puede haber crimental si cada concepto expresa claramente con una sola palabra, una palabra cuyo significado esté decidido rigurosamente y con todos sus significados secundarios eliminados y olvidados para siempre. […] Cada año habrá menos palabras y el radio de acción de la conciencia será cada vez más pequeño.” “Los proles no son seres humanos. Hacía el 2050, quizá antes, habrá desaparecido todo conocimiento efectivo del viejo idioma. Toda la literatura del pasado habrá sido destruida. Chaucer, Shakespeare, Milton, Byron... sólo existirán en versiones neolingüísticas, no sólo transformados en algo muy diferente, sino convertidos en todo lo contrario que eran. Incluso la literatura del Partido cambiará; hasta los eslóganes serán otros. ¿Cómo vas a tener un eslogan como “la libertad es la esclavitud”, cuando el concepto de libertad no exista?”."

Capítulo V (2ª Parte)
"En cierto modo la visión del mundo inventada por el Partido se imponía con excelente éxito a la gente incapaz de comprenderla. […] Por falta de comprensión, todos eran políticamente sanos y fieles. Sencillamente se lo tragaban todo."

Capítulo VII (2ª Parte) Libro de Goldstein, que está prohibido.
"Las dos finalidades del Partido son conquistar toda la superficie de la Tierra y extinguir de una vez para siempre la posibilidad del pensamiento. Hay, por tanto, dos grandes problemas que ha de resolver el Partido. Uno es el de descubrir, contra la voluntad del interesado, lo que está pensando determinado ser humano, y el otro es cómo suprimir, en pocos segundos y sin previo aviso, a varios centenares de millones de personas."

Fuentes consultadas: ORWELL, G. (2011). 1984. Barcelona: Ediciones Destino. Traducción de Rafael Vázquez Zamora. Prólogo de Fernando Galván. 

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