martes, 13 de enero de 2015

8X02 Una soltera carroñera, el Urdangarín de la selva y dos putillas en la montaña rusa

8X02 Una soltera carroñera, el Urdangarín de la selva y dos putillas en la montaña rusa
Los segundos capítulos de cada temporada no suelen ser los más brillantes; esta vez tampoco ha sido la excepción. No obstante, demuestra un nuevo rumbo en la ficción basado en cameos frecuentes y en unos diálogos que desde tercera temporada no estaban tan bien preparados

Los guionistas comienzan a comprender que repetir una y otra vez las frases de turno de los personajes no es suficiente. Lo que puede explicar como una autorreferencia o un homenaje a la propia serie se había convertido desde hace mucho en una muestra de la decadencia de los guiones. Ahora se esfuerzan en crear nuevas frases "célebres" e incluir más chistes. El problema es que muchos son previsibles, le faltan identidad, y los más originales se insertan con mucha previsible. Sabes perfectamente cuando va a caer el siguiente chiste. 

En cuanto a las tramas, no todas poseen el mismo interés ni todas cuentan con un buen final. Judith ha sido la "soltera carroñera" aprovechando la ausencia de Lola para quitarle a Javi. Recuerda a una de la quinta temporada y realmente no es más, a mi parecer, una trama de relleno para llegar a la hora y media del capítulo. Por suerte, Cristina Castaño salva con su admirable talento y esas expresiones suyas que hablan por sí mismas salvan a su personaje del aburrimiento y de la monotonía. 

Fermín y Javi, junto con Leo, Vicente y Amador, van a la selva colombiana para traer de vuelta a Lola. La trama del "Urdangarín de la selva" comenzó bien, con ese tono esperpéntico, surrealista y absurdo que tanto gusta a sus seguidores. Sin embargo, se desinfla por dos razones: por resultar desaprovechada, ya que las localizaciones daban mucho juego, y por saltarse la realidad con tanto descaro. Por supuesto, LQSA puede permitirse ciertas licencias, pero que Lola escape de las FARC y llegue a casa con tanta facilidad y en menos de 24 horas no es creíble, es un ejemplo más de que el ingenio también descansa. Además, ese matrimonio indígena de Amador fortalece la idea de que los hermanos Caballero tienen predilección por las historias amorosas o sexuales más por comodidad.

El sexo vuelve a estar presente en la trama de las "dos putillas en la montaña" por dos cauces, el de Clemencia, la amiga beata de Berta, y las dos prostitutas de Antonio Recio. Clemencia, interpretada por Pilar Castro, quiere perder la virginidad con Enrique, pero no lo tiene tan fácil ya que él, en un principio, está por la labor, y ella se desenvuelve mal con los hombres, pues ha pasado toda la vida cuidando de su padre. Aunque Pilar Castro y José Luis Gil sean unos actores de tan dilatada experiencia como de enorme talento, su trama ha resultado cansina, sobre todo, las escenas en el dormitorio. Muy lenta, sin ritmo. Para más inri, las secuencias de sexo no están justificadas, no aportan nada, solo alimentan los deseos de pubescentes y la idea de que la serie es transgresora y políticamente incorrecta. En cuanto a las "putillas" de Antonio, nada hay que decir y no, por mala, sino por estar ya muy vista. 

Sin duda, lo peor de la serie en este momento es la saturación de personajes. Hay demasiados y algunos casi acaban convertidos en figurantes. Coque, Nines o Rebeca han aparecido muy poco, a pesar de que podrían sacarles mucho partido, y Maite, también, aunque por suerte los guionistas le han concedido una minitrama buscando trabajo por teléfono. 

En fin, el segundo capítulo confirma la regeneración de la serie en la octava temporada con un guión bien estructurado, con una clara intención por sorprender, aunque con escenas de sexo innecesarias y chistes encorsetados.

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